lunes, 28 de julio de 2008

LA VIOLENCIA ESCOLAR


Les comparto este artículo que publicó La Capital de Mar del Plata el 10-07-08



LA VIOLENCIA ESCOLAR NO ES MAS QUE UNA JODITA PARA TINELLI

Escribo con rabia y sé que eso no se debe hacer. Escribo hoy, 9 de julio, día de la independencia y particularmente (no es un dato menor), feriado. Es decir, un día doblemente marcado por lo escolar: porque los actos patrios –más allá de los protocolos gubernativos en sus diversos niveles- son antes que nada y más que todo, actos escolares. Y también, porque no tengo que ir a la escuela y, por lo tanto, me puedo dar un espacio/tiempo para pensar un poco en la tarea, por eso de que ya se sabe que, mientras una está metido en el fárrago cotidiano, no ve mucho más allá de las narices. Y escribo una nota para un diario, porque me parece que en este tema que me da rabia, los periodistas tenemos también que replantear bastantes cosas. En definitiva, escribo con rabia porque soy docente y porque soy periodista. Para que la cosa quede clara, digamos.
Desde hace unos días venimos asistiendo al nuevo show televisivo: “Reventá un profesor y salí en tele”. Empezamos en Buenos Aires, seguimos por Temperley y terminaremos en Pampa del Coyuyo, pasando por toda la amplia geografía del país. Basta un celular con cámara y un canal de televisión ansioso por recibir lo que, con bastante hipocresía en muchos casos, llaman “la voz de la gente”. Asistimos a un nuevo sistema de talk show en los que son los estimados televidentes los que construyen la noticia, como un gracioso donativo de los grandes pooles multimediales de acercar los medios a la gente, ese apelativo resbaloso que tiene algo de fantasmal y mucho de demagógico. Se pretende transformar un sistema caracterizado fuertemente por la selección ideológica de lo que es o no es noticia en una web 2.0, donde la circulación de la información adquiere las características, con sus grandes ventajas y algunos peligros, de la construcción colaborativa del saber, que es algo muy diferente a los cinco minutos de fama, ya a esta altura no me acuerdo si de Warhol o Tinelli.
Los medios, a diferencia de la ilimitada red, trabajan con el principio de establecimiento de agenda (agenda setting, para decirlo en inglés, que es como se enuncian en nuestros días los conceptos importantes). Esto implica que, en el espacio/tiempo que cada uno de ellos dispone para la información resulta, en primer lugar, sumamente significativo qué se elige publicar/emitir y qué no, qué va y qué se descarta. Obviamente, esto es una operación ideológica, nada inocente. En un segundo paso, la distinción es sólo analítica, se selecciona qué enfoque –sesgo- darle a eso que se estableció “es noticia”. Cuando me enseñaron periodismo, me dijeron que en esto se ponía en juego toda la responsabilidad y la ética de un periodista, porque allí se apostaba a todo o nada eso que da sustento a un trabajador de prensa y a un medio: la credibilidad. Que, como la vergüenza, cuando se pierde jamás se vuelve a encontrar.
Trabajar con la “gente” como fuente es lo que hacemos todo el tiempo todos los periodistas. ¿Cómo podríamos, si no, llevar adelante nuestro trabajo? Pero, en función de lo dicho antes, es nuestro problema seleccionar, chequear, comparar fuentes: es decir, laburar la noticia. Avivar el cholulismo popular por salir en la tele no es más que una eficaz manera de usar la famosa frase “panen et circenses”, en su segunda parte. Mucho circo para cubrir lo importante.

Los profesores en peligro
Ahora, por dos videos que suenan a estudiantina feroz, nos hemos percatado que la de docente es una profesión de riesgo. Pero la perspectiva del tal riesgo no es la que, desde hace años, vienen denunciando las asociaciones gremiales, sino la del riesgo al ridículo. Del que, como se sabe, difícilmente se vuelva.
Las espantosas situaciones trasmitidas de las profesoras de la capital y de Temperley tienen tanto de blooper –género televisivo que crearon Los Tres Chiflados con guión, y que después se transformó en el gran show improvisado del “ríase de las desgracias ajenas”- que no permiten analizar seriamente lo que significan en realidad la violencia escolar y el malestar docente.
Si no provocan la risa –“¡qué vagos estos chicos!”-, provocan la lástima –“pobre profesora”- y cualquiera de estos dos sentimientos, agotados allí, sólo sirven para enmascarar la cuestión y anestesiar a la famosa “gente”, con respecto a lo que ya está instalada desde hace años -no desde que aparecieron los celulares con cámara y Youtube- como una de las problemáticas más graves que aparecen en la escuela argentina de hoy.
Hace 22 años que trabajo con adolescentes: veo todos los días los problemas que traen a la escuela, porque es el único lugar al que pueden traerlos. Veo circulares y recomendaciones ministeriales que hablan de contener a los alumnos pero veo muy poca preocupación de las mismas autoridades por contener a los docentes, que todos los días, repito, todos los días, debemos hacer frente a situaciones límites, que nunca son noticia, quizá por eso de lo reiterado.
La escuela es el último lugar que le ha quedado a esta Argentina deshilachada para recibir, conocer, dimensionar el grado de violencia que se genera y retroalimenta diariamente en la sociedad. Y los maestros le tenemos que poner el pecho a las balas del hambre, el maltrato, la insatisfacción, la desilusión, la crisis del conocimiento escolar, la falta de infraestructura, la burocracia que asfixia, y toda la lista de etcéteras que cualquiera que en realidad haya pisado un aula podría agregar.
Y cuando una mira esos videos, siente rabia, porque se pregunta quién ha estado ayudando a esas profesoras con sus evidentes dificultades cotidianas, quién las ayudará ahora que han quedado para la posteridad como peleles disponibles para la creatividad más perversa, quién recompondrá la relación potencialmente maravillosa entre profesor y alumno para esas docentes y sus chicos, y todos los demás docentes y chicos que lo miramos por televisión. Seguramente se reiterará la circular que prohíbe el uso de celulares en la escuela, y con eso se dará por zanjada la cuestión. Lo que no sale por tele, no existe.
Mientras tanto, se banaliza la violencia escolar que, gracias además a falta de responsabilidad de los medios, termina siendo nada más que “una jodita para Tinelli”.

Gabriela Urrutibehety

5 comentarios:

diego dijo...

Gabi:
Hay un sólo pasaje -o lo que es casi lo mismo,una sola de las premisas de tus argumentos- que no comparto y que por débil, no sólo arruina buena parte de la argumentación antecedente y más aún de la restante, sino que es irresponsable, ideológicamente hablando:
Me refiero a: "Las espantosas situaciones trasmitidas de las profesoras de la capital y de Temperley tienen tanto de blooper –género televisivo que crearon Los Tres Chiflados con guión, y que después se transformó en el gran show improvisado del “ríase de las desgracias ajenas”- que no permiten analizar seriamente lo que significan en realidad la violencia escolar y el malestar docente".
Digo: ¿Porque tienen algo (o 'tanto',según vos) de blooper es que no permitenn analizar seriamente lo que significa la violencia escolar 'en realidad'? ¿Vos sabés lo que 'en realidad' significa algo? ¿No cometés la misma falacia de creer que porque apoyada en alguna premisa válida,tu mera (una más) construcción de la realidad es más valiosa que otras'?¡Aplausos si es así! Pero no es más que lo mismo que achacás a Tinelli,a la tele,a los mass media, en fin...
Creo que el/los pasaje(s) vistos en televisión nada tienen que ver con la posibilidad y la capacidad o no de construir sobre ellos reflexiones serias y lógicamente consistentes.Es decir,creo que con cualquier porción de mierda que la tele puede mostrar,se puede hacer algo valioso. Y que algo pueda verse (y ni siquiera soy original,en el Norte le llaman 'teoría de la performatividad') es mucho más saludable, a nivel de salud mental individual o colectiva, que que no pueda verse.Lo que puedan hacer con eso que se ve, quienes lo ven,no lleva directo a la sala de reuniones de los jerárquicos de los mass media,lleva directo a las aulas.Los jerárquicos saben qué quieren y saben cómo hacerlo,las aulas, ¿no es que preparan para....(y acá digo: ver,leer,analizar,desentrañar,deconstruir,visibilizar,etcétera y más allá de paradigmas anteriores o posteriores a la Modernidad) todo aquel verbo que tenga en la genealogía al verbo 'entender'? ¿O es que han perdido -a fuerza de ya ni siquiera preguntarse algo- ya no tan sólo la intención de saber lo que quieren, sino siquiera la de interrogarse acerca de si quieren algo? Que lo saben, o lo exponen al menos, y lo inaguran,sostienen,renuevan,defienden e idealizan (así,todo en la misma cadena) cuando lo que se ejercerá se está estudiando,sin dudas que lo hacen. Este blog da vasta cuenta de las buenas intenciones y de las buenas acciones en ese sentido.
Pero, ¿qué pasa después?¿ Se olvidan del 'para qué'? ¿Se pierden en el'qué'? ¿Cómo es que se pierden tanto al momento de decidir sobre el 'cómo? No digo que el sistema les ayude,pero digo:¿Qué hacen para que el sistema no los ridiculice como a un Chiflado más? Más que muchos docentes ya no quieren preguntarse nada,sólo quieren (¿Quieren? ¡Deben!) ir a laburar y volver pronto a casa.
Preguntarse por las estructuras psíquicas actuantes a nivel subjetivo, tampoco es otro tema.Es parte del 'cómo' sobre el que Uds. no se preguntan.Es otro tema que debe ser expuesto por ustedes,docentes,a través de sus organizaciones.Si llegó primero la televisión que el/la/los asociaciones gremiales/sindicatos,etc. a evidenciar lo letal ,esto no habla mal de la televisión, habla mal de ustedes.En los '70 los militares los asesinaron; en los '80, los radicales los olvidaron (La Carpa Blanca luchó contra ese olvido desfachatado de aquel líder radical, defensor de los DDHH),en los '90 los privatizaron y en estos días la demanda es hacerse cargo ...¿Y? ¿Para cuándo los gremios o las actividades docentes grupales en el sentido de revolucionar los mecanismos que los condenan a aparecer como un Chiflados de bloopers?
Quiero aclarar que las preguntas son una gentileza retórica:Vivo diariamente entre y soy docente y sé que el camino para revertir esto es sangriento,por eso se huye de él antes que tomarlo decididamente.
Roto el espejo,lo giro:¿Tele que refleja la sociedad?. Sigo creyendo que sí.Y aún cuando la construye,la construye con y sobre la base de los elementos en oferta,los elementos conocidos,los materiales en los que el entorno es generoso.¿La amalgama? Y bue,ahí es donde yo los espero a Uds.participando, y espero (y tambien espero contribuir a...)esa conjura que Borges soñó en su último librito.
Y de la que tu artículo participa,pero con esta premisa,no menor,que considero emotiva,pero fallida.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Diego: estoy totalmente de acuerdo en que el hecho de que las escenas hayan aparecido en la tele es bueno en tanto que visibilizan algo por lo que los sindicatos, los académicos y los propios docentes venimos peleando mucho que se llama, técnicamente, "malestar docente". Hay mucha bibliografía al respecto y mucha lucha, también, aunque poca escucha. El docente como "vago que trabaja cuatro horas por día y tiene tres meses de vacaciones" y que encima trucha y abusa de las licencias como acaba de decir el ministro Oporto (preocupado porque el 12% del presupuesto se le va en suplentes) es una representación que está demasiado instalada en la gente (incluyéndonos a nosotros, los docentes, en algunos casos, también).
La cuestión que yo quería desarrollar -y que tal vez la rabia con que escribí diluyó- es que cómo se muestra es tanto o más importante que qué se muestra. La lógica del "blooper" a la que hago mención es una lógica de la risa inanalizada, banalizable. Coloca al otro en un afuera que lo hace risible y lo desvincula de mí. En síntesis, lo culpabiliza, lo hace responsable y agente de su propia situación. Con guión, tengo una maravillosa actuación de Los Tres Chiflados o los hermanos Marx. Sin guión (con cámara oculta) una excusa más para destruir sujetos y construir representaciones negativas como la que mencioné antes.
Creo que el corrimiento de los periodistas de su rol en el proceso responsable de construcción de la noticia, lleva a que ese lugar lo ocupe otro, lo que nunca es inocente. Por eso me parece tan importante que los maestros reflexionemos sobre esto que sucedió como que lo hagan los periodistas. Tal vez los jerarcas televisivos no piensen en estos términos, pero los trabajadores de la prensa, los que la laburamos de abajo, los que creemos que nuestra profesión tiene una ética que va más allá de la ética de la empresa, el multimedio o el mercado, también tenemos que pensar en qué cosa es una noticia.

Diego: me has hecho escribir como una loca y una de las premisas que me había puesto al armar el blog era la de mantenerme en el rol de moderadora (subir los comentarios). Pero, en fin, esto de conversar es una de las cosas más fascinantes que se haya inventado.

GAbriela

diego dijo...

Creo que 'cómo' se muestra algo es importante y 'qué' se muestra,también.
A lo que dirigía mi crítica era a que ese 'cómo' está pergreñado por empleados de los medios a quienes no se les puede endilgar nada desde otro código de ética,como no sea detestarlos y ponerlos en evidencia.No hay periodistas en esto, hay empleados a suledo de los multi medios.
Con gente preparada -del lado de la audiencia- para desentrañar los 'cómo' antes que aceptarlos como verdades objetivas o tomarlos acríticamente como revelaciones mediáticas irreductibles,la cosa sería menos dañina.Y la gente preparada sale,al menos en buena parte de la vida, de las escuelas.
Pero,si las escuelas tienen sus docentes maniatados por sus propias representaciones de sí que invisibilizan o rechazan las genealogías que pueden ayudarles a ver que sus problemas necesitan de sus pares, de sus gremios antes que de alguien más,entonces esas representaciones se vuelven naturales y 'los docentes no dan más' y 'nadie los comprende'.
Tomar conciencia de hasta dónde pueden,de cómo pueden hacer para no entregar 'sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor'y ponerse en acción antes que 'en palabra' es parte de lo que no veo que suceda al interior de la autoevaluación docente.
Y creo que estaría bueno que no fuera así.
Que llegasen,luego,estos eventos a ser noticia,sería mucho menos trascendente,porque un instante antes,ya se ocuparon los actores del elenco primario.
Prometo no hacerte escribir más y dejarte tranquila para tu tarea de adminsitrar este blog,que sin dudas concretás muy sabiamente.
Un saludo cordial.

Ana Tamagno dijo...

¡Gaby! No verteré opinión concreta sobre esto; no por ahora, da para largo y no tengo las ideas ordenadas, y no quiero tampoco escribir ni opinar desde el ataque de locura que porto en este momento. Simplemente rescato el artículo que publicaste y al que conceptualmente adhiero.

Quería, en realidad, comentar lo siguiente:

Ayer una mujer, madre de una alumna de Polimodal me comentó que su hija entraba siempre a www.tcuento.com (agenden este link). Entonces, recién me conecté para "pispear", y ver qué dicen los alumnos dolorenses; siendo que la señora me dijo que este es un site donde publican sus ideas, fotos, algún que otro video y anécdotas personales.
Me llevé una sorpresa fea. No porque viva en una palmera y crea que los niños aquí son santos, castos y puros; pero excedió los que estaba preparada para ver. Emplean un vocabulario espantoso, desde la tremenda carga agresiva de sus palabras hasta los errores exagerados de ortografía. Ambas cosas merecen capítulo propio, pero lo primero fue lo que más me shockeó. Se mandan "a culiar", "vardean", destacan sus defectos físicos, se dicen la "verda" y varios etcéteras. Postean anónimamente, pero publican nombre y apellido y cuanto dato personal posean de las/os supuestas/os cornudas/os, peteras/os, culiadas/os; y detalles morbosos: miles .
Ni el SIDA se salvó de la larga lista. Me pregunto si realmente sabrán de qué están hablando. Me pregunto si conocerán realmente lo que es el SIDA. Lo usan como una forma de agredir al otro, de la misma forma que dicen "culiado". Y yo me pregunto si sabrán realmente la magnitud de esa maldita sigla de cuatro letras, si alguna vez habrán perdido a alguien querido a causa de esa enfermedad, o habrán visto a alguien convivir con ella. Me pregunto cuánto tienen que odiar a su compañero para decirle que sus padres tienen SIDA. Me pregunto si realmente son capaces de odiar tanto... Y no quiero, no quiero creer.
De la misma forma, refieren que el padre de una chica muele a golpes a la madre. De la misma forma, me pregunto si realmente saben lo que es la violencia familiar. La de verdad, la de irte a dormir con un ojo amoratado; no la que muestran en Patito Feo o Casi Angeles
No me enojo con ellos, porque evidentemente estos chicos no saben nada.
No saben del dolor de tener firmada una sentencia de muerte por una enfermedad de mierda (y ahora la que usa "malas" palabra soy yo); no saben de la muerte cerca, ahí... agazapada, esperando arrebatarte a ese que tanto querías; no saben de la vida de mierda de ese hijo que ve como su padre le desfigura la cara y las ideas a su madre; no saben del dolor de ser homosexual, amar a quien no te va a amar nunca y que encima te caguen a patadas en el baño por ser el "putito" de la escuela. No, no me enojo con ellos porque, ellos, a la vista está, no saben NADA. Pero me da una jodida bronca, una señora bronca, con todos nosotros, sociedad, que no les supimos enseñar la verdad de la milanesa. Carajo, tanta jodida ortodoxia... Al pedo. A ver, sociedad, cuándo nos ponemos las pilas para revertir esta situación horrosamente estúpida y macabra que no sé cómo supimos construir. Y digo cruel y digo macabra con todo el peso que ambas palabras implican. Y dejo este posteo acá nomás porque no puedo más de la bronca.
Perdón, Gabriela y todos, por escribir algunos cuantos improperios. Vos, Gabriela, sos libre de no publicarlo. Tal vez mañana me haya serenado un poco y pueda rehacer el comentario de forma menos chocante, más sutil. Pero es que me dolió demasiado. Pido disculpas por esto.

Ana Tamagno dijo...

Días después, un poco más serena, me hago esta pregunta: ¿Cuán grande es la brecha entre generaciones para que no podamos transmitir como es debido determinadas vivencias, determinados valores? A mediados de los 80´s el SIDA arrasó una generación, azotando a todos por igual. Aún hoy sigue siendo una pandemia en muchas partes del mundo y muchos miles mueren cada año por su causa; mientras otros millones se infectan ¿Qué hace que los adolescentes lo hayan instalado como un insulto, como una forma más de violencia? ¿Por qué adolescentes que tienen -o deberían tener- sueños e inquietudes (¡como todo adolescente!) hacen este tipo de cosas? ¿En qué estamos fallando?
Y sobre la violencia familiar: ¿qué es lo que viven en sus hogares para luego, escudados por el anonimato de un sitio web, hablen tan fría y agresivamente del tema?
Me impresionó muchísimo, y para bien, ver el trabajo de los alumnos que hicieros "Teatro por la identidad". Ver sus ganas, su respeto, la seriedad y dedicación que pusieron en ese proyecto. Me dejó el grato sabor de pensar que se pueden hacer cosas maravillosas; de que ellos, los adolescentes, pueden. Por contraposición, me sorprendió muchísimo que alumnos del mismo colegio, provenientes del mismo grupo humano, puedan agredirse en forma semejante. Por eso, reitero: Nosotros, "adultos" en qué estamos fallando?