lunes, 30 de junio de 2008

DESDE EL SUR

Rafael Urretaviskaya nació y estudió en Dolores. Ahora es docente y escritor y vive en San Martín de los Andes. Ya anduvo revisando nuestro blog y envió este texto sobre su trabajo con comunidades mapuches. Hay mucho para debatir.


La escuela y la iglesia
“Las cosas no son así, están así.”
Paulo Freire, reflexionando sobre “la fatalidad”

En la comunidad Painefilú, Sur de la Provincia de Neuquén, más precisamente en el paraje denominado Pampa del Malleo, hay una escuela religiosa. Habrá muchas, por todos lados, pero esta es la que tengo de vecinos.
Los niños y niñas de ese lugar tienen una única opción educativa, y no es laica.
La escuela posee albergue por lo que chicos alejados de toda posibilidad de escolarizarse aún recorriendo grandes distancias, concurren a este lugar donde reciben: educación, techo, comida, afecto... y religión.
¿Es correcto?
En este lugar se encuentra desde hace muchos años un padre salesiano llamado Antonio Mateos. Cuando leí el libro ”Hechos escritos con fuego”[1], sentí que se encendía un debate desde el mejor sitio, la propia institución religiosa. Así fue que escribí lo que sigue esperando avivar el fuego, y lo envíe a muchas personas e instituciones que pensé les interesaría opinar:


"LA RELIGIÓN ES PARTE DE LA CULTURA. PERO CUANDO SEEVANGELIZÓ NO SE RESPETÓ LA CULTURA".Padre Salesiano Antonio Mateos, 1998

¿Puede el estado permitir que la única opción educativa de un paraje, pertenezca a una congregación religiosa?¿ Es posible que pese a esta imposición cultural, no sólo no se haga nada por evitarlo (una escuela pública, laica, gratuita y obligatoria como opción)sino que el estado se haga cómplice de la situación pagando los sueldos de los maestros que esa institución designa de acuerdo a sus propósitos religiosos; sosteniendo además económicamente (comida y funcionamiento) con dinero que obtiene del pago deimpuestos de todos sus ciudadanos y que la congregación religiosa ofrece en nombre de su visión de lo divino?La escuela Hogar Mamá Margarita se encuentra ubicada en Pampa del Malleo, paraje de la Comunidad Painefilú.La comunidad de 9.776 hectáreas está integrada también por los parajes de Huilqui Menuco a 12 Kilómetros, Costa del Malleo a 10 kilómetros y Confluencia del Malleo a 28 kilómetros de esta Escuela Hogar. Huilqui, Costa y Confluencia, cuentan con escuelas públicas.Los vecinos de Pampa del Malleo y los vecinos de otras comunidades mapuche con problemas de distancia (la escuela posee albergue), tienen como única opción concurrir a una escuela donde además de acceder a la enseñanza básica, acceden a la enseñanza de una visión religiosa.Cuando el General Roca juntó sus tropas en la confluencia de los ríos Limay y Neuquén, les dio un mensaje con dos órdenes fundamentales: "matanza y exterminio". Está claro que con todas sus armas sólo se podría ocupar de lo primero. El exterminio, buscar que el otro deje de ser, quedó para la iglesia en primer lugar y en segundo plano para la escuela que hizo pie años más tarde con el mandato castellanizador y argentinizador.En la reciente dictadura militar ocurrió algo similar.No se trató de detener o matar al supuesto guerrillero. La orden fue de "aniquilar". Para esto se debieron robar los niños y cambiarles su identidad. Se buscó que el otro ya no fuera quien era.LA MISIÓN SALESIANA ENTRÓ CON EL EJERCITO. Ese es, al decir del padre salesiano Antonio Mateos (desde 1.970 en Pampa del Malleo) "el pecado capital"."Cuando vino Milanesio, y todos los primeros misioneros que estaban acá, se hablaba de una teología de la salvación. El que no se bautizaba no se salvaba", reconoce Mateos quien con mucha lucidez prefiere "no hablar de culpas, sino de errores". Es que la culpa deviene en angustia y de eso se encarga el psicólogo. Las personas religiosas incluso lo podrán resolver con un número a determinar de padrenuestros o avemarías. El error, en cambio (su reconocimiento) supone acciones para (intentar) repararlo.La culpa es individual, se puede tener o no. El error es de quienes lo ven, tiene un cuerpo social y convida al debate.Tratar de salvar el error devenido del "pecado capital" cometido por los misioneros salesianos es algo que se está intentando en países como México o Brasil.Si la comunidad religiosa de la Escuela Hogar Mamá Margarita tiene como propósito prioritario brindar la enseñanza básica a los niños y jóvenes del Paraje Pampa del Malleo, seguramente no tendrán inconveniente en desmontar el andamiaje que sostiene la finalidad religiosa junto o sobre la pedagógica. Esto supondría,trasladar monjas y curas a un sitio donde se pueda visitarlos y escuchar como opción, sacar las actividades religiosas de las rutinas cotidianas, descolgar de las paredes cruces y figuras religiosas, correr de los pasillos las "imágenes" de yeso. "Los santitos" como dicen los chicos, con ese miedo medio admirado que meten estas cosas.Dice Mateos: "la imposición está descartada, se han ido abriendo caminos, otras formas, otra mentalidad que todavía, bueno, no ha dado lugar a acciones concretas, métodos nuevos".Es rol de un estado moderno y del Consejo de Educación en particular, dar el debate sobre si se tiene el derecho de continuar o no con esta imposición religiosa cultural. Discutir las acciones concretas que desde la misma institución reclama Mateos."La religión es parte de la cultura. Pero cuando se evangelizó no se respetó la cultura".Estas palabras en boca de un cura salesiano con treinta años en la zona hablan de una apertura que no debe ser desconocida para encender el debate.El estado tiene responsabilidades que asumir.La escuela no tiene un rol ingenuo en este proceso.Escuela e iglesia deben correrse de la conquista. Los religiosos, y nosotros los maestros.Mirarnos para adentro, permitir ser mirados por otros y sobre todo cambiar.Cambiar como opción para tener sentido.Ser distintos, para poder ser.Las citas pertenecen al Padre Salesiano Antonio Mateos y fueron extraídas del Libro "Hechos escritos con fuego" de Beatriz Kalinsky, Osvaldo Cañete, EditorialPlus Ultra año 2.000




Envié este escrito a las catorce escuelas rurales del Distrito IV. A la escuela Mamá Margarita la llevé personalmente y se la entregué en mano a la directora de la Escuela Hogar y al padre Mateos.

El supervisor escolar cuestionó “el procedimiento administrativo”. No le quedó claro si actuaba como maestro o cómo ciudadano.
Le contesté que como maestro y ciudadano.
Me envió dos notas, en una de ellas me dice que “pongo en riesgo a la persona que confiadamente distribuye la documentación entregada, entendiéndola como un trámite de rutina.”
Es verdad, pienso ahora. Debatir no forma parte de la rutina y ciertamente hay riesgo en hacerlo. No hay por otro lado, ninguna posibilidad de cambio sin riesgo.”La libertad es siempre responsabilidad, la evasión fraude”, ha dicho el cubano J. Marinello en “Meditación Americana.”
La sorpresa más linda vino de la propia Escuela Hogar Mamá Margarita. Me invitaron una tarde a acercarme ya que querían conversar. Vinieron todos, religiosos y laicos. Percibí el lógico enojo y se produjo un debate con preguntas y asombros.
Comprendí su dolor. Del dolor muchas veces sale lo nuevo, los hijos por ejemplo.
Tras una o dos horas de charla, Mateos me acompañó hasta la puerta, me contó que hace unos años les habían hecho un planteo parecido y que aquella vez habían decidido no contestar.
Quedé cruzado por muchas cosas.
Creo que los chicos del campo merecen lo mismo que cualquier otro.
Creo que todas las personas deben tener acceso a la educación porque creo, justamente, que la educación debe ser un camino de liberación.
Creo que hay que pelear por las cosas que uno cree. Creo que no se debe ser tibio con aquello que uno cree injusto. Creo que lo que le pasa a otro es como si me pasara a mi o a mis hijos. Creo como Pablo Neruda que “el que hace las cosas debe ser dueño de todas las cosas”. Creo como dice Mauricio Rosencof que “el que amasa el pan, no puede faltarle.”
Creo que toda la gente tiene derecho al puchero, al afecto, al abrigo, al techo.
Hay un capítulo de la biblia después de los evangelios, hechos 2-44 y 35 llamado “Los primeros cristianos”, donde dicen que tenían todo en común y repartían según la necesidad de cada uno. Creo en esa mirada social de organizar la vida y de repartir los panes y los peces.
Creo en los cambios y creo que tenemos que hacer nuestra parte para que se produzcan... y me digo: ¡soy un creyente!
En la reunión percibí claramente que casi todos estaban dolidos. Sin embargo, Mateos aclaró que él no se sentía así. Mateos habla de “abrir caminos, otras formas que den lugar a acciones concretas”. Estos caminos con seguridad no son sencillos ni indoloros.
Creo que iglesia y educación no deben ir de la mano, que el niño que se está formando debe ir liviano de culpas y temores. Creo que la religión es un ámbito privado de cada familia, que la escuela debe respetar a rajatabla y el estado garantizar que cada ciudadano tenga la oportunidad de formarse en una escuela pública, laica y obligatoria.
En el diario Río Negro del 19 de julio de 2.004, el presidente del Consejo Provincial de Educación Roberto Cacault, da cuenta de que se asignarán 20.200.000 pesos a las escuelas privadas. El funcionario señala que en algunos casos, la provincia subsidia "el 100 por ciento de los salarios de los docentes". En otros colegios se financia hasta el 80 por ciento y el piso es el 60 por ciento. Y comenta que las instituciones religiosas "tienen el 100 por ciento".
En la misma nota el funcionario desliza otras informaciones: “ todos los años se incluye en el presupuesto de la provincia esa partida, para recibir los aportes deben contar con la aprobación del plan de estudios. Esa tarea de control le corresponde a la dirección de Educación Privada”.
Indica que los fondos "están dentro de la ley de educación privada" que autoriza el funcionamiento de las escuelas religiosas, que son públicas de gestión privada, de las que dependen de fundaciones y las de gestión compartida.
Hasta hace dos años, en Neuquén había 90 escuelas privadas entre el nivel inicial y superior. Según Cacault, la dirección de Educación Privada se encarga de controlar el número de alumnos por grado (deben superar los 15 alumnos por curso), la cuota mensual que cobra la entidad, el personal docente, entre otros requisitos que tienen que cumplir para recibir los fondos públicos.
En abril de 2002, el entonces titular de la cartera educativa, Mario Pilatti, impulsó una evaluación sobre la totalidad de las instituciones privadas para observar el cumplimiento de la normativa en vigencia. Pero el informe no se conoció hasta ahora.
¿Por qué no meterse con estos temas?
Contestaron por escrito dos maestros con palabras comprometidas y deseosas de alentar el debate, “es oportuno. Apruebo hacerlo cuanto antes”. El compañero que encontré bajo la lluvia en forma casual, y además la propia escuela Mamá Margarita.
El supervisor me hizo cuestionamientos administrativos, pero no se interesó por el debate.
A veces los maestros se convierten en funcionarios y ven cuestiones administrativas hasta en los asuntos pedagógicos.
Contestó el vocal por la comunidad, Aten provincial también. Contestaron muchos otros lejanos y algunos muy pocos cercanos.
Ni siquiera puedo pedir disculpas a los que pueda haber incomodado, no tengo culpa de haber conocido las palabras de William Blake: “El que desea y no obra engendra peste”.
Hay un acuerdo tácito pero no es solamente para no hablar de este tema; el acuerdo creo, es para estar cómodos. Los que naturalizamos las cosas, somos siempre las personas.
La carta fue enviada durante el año 2.002. Me llegaron noticias que durante el período 2.003/04 algunas cosas habían cambiado respecto a la presencia de los religiosos y religiosas en la escuela. Tal vez estén “en retirada”, como dijo Mateos.
Eso sería justo, es lo que creo.
Rafa
[1] Beatriz Kalinsky, Osvaldo Cañete
Plus Ultra, 2.000

[RU1]lo de mamá magarita, con los aportes recibidas, augusto, tato, maestros, supervisor.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Coincedo con Rafa en que es una "locura" que en nuesrtros Días se enseñen contenidos religiosos en una escuela (seguramente, serán más, lastimosamente) que supuestamente desde hace más de una siglo tendría que ser LAICA. La nota data ya de hace varios años, por lo que espero que las autoridades corrEspondientes tomen cartas en el asunto porque, como dice este muchacho, los chicos del campo merecen la misma educación que cualquier otro

Unknown dijo...

Coincedo con Rafa en que es una "locura" que en nuesrtros Días se enseñen contenidos religiosos en una escuela (seguramente, serán más, lastimosamente) que supuestamente desde hace más de una siglo tendría que ser LAICA. La nota data ya de hace varios años, por lo que espero que las autoridades corrEspondientes tomen cartas en el asunto porque, como dice este muchacho, los chicos del campo merecen la misma educación que cualquier otro

Unknown dijo...

Lo expuesto por Rafael de que la escuela Hogar Mamá Margarita no conste con una educación laica, es lamentable, porque creo que todos tenemos ese derecho como ciudadano.
El estado, el gobierno provincial deberían mirar un poco más y hacerse cargo de esa situación. Esta situación pone en evidencia que todos los roles no son cumplidos.
Hoy se habla de derechos.
¿Dónde están los derechos de los niños de la escuela Hogar Mamá Margarita?...

Unknown dijo...

Si bien la escuela contribuye a brindar conocimientos a los alumnos, debería tomar la responsabilidad de hacer cumplir lo expuesto en la Constitución Nacional que dice: "La educación debe ser gratuita, obligatoria y laica"...
Estos niños y sus padres no tienen el derecho a elegir otro camino, porque el gobierno no cumple con su función.
El Estado deja en manos de religiosos lo que que le corresponde por obligación.
Entonces,¿quién cuida de los derechos de éstos niños?...

Ana dijo...

Los pueblos han de vivir criticándose, porque la crítica es salud; pero con un solo pecho y una sola mente. … ¡Con el fuego del corazón deshelar la América coagulada!
José Martí

Todavía tengo en sonando en mis oídos, o en mi mente, a mi hijo con una compañera cantando “Cinco siglos igual”, esa entrañable canción de León Gieco, ayer, en el Taller de Canto Grupal al que asiste. Y es un lindo marco para intentar agregar algo al excelente planteo de Rafael Urretavizcaya al abrir este debate. Sin duda estoy de acuerdo con él, desde mis convicciones de la necesidad de laicicidad en el estado y todo lo que de él dependa: educación, políticas públicas de salud, garantías para el goce de los derechos sexuales y reproductivos, del derecho a una vida libre de violencia, etc. En unas y otras políticas, en las que se pretende avanzar en el goce de derechos con luchas y militancias diversas, la Iglesia ha interferido y sigue interfiriendo, desde una concepción dogmática que sólo concierne a quienes creen en ella o la aceptan.
Centrándome ahora en la pregunta de Rafael: No, en mi opinión no debería enseñarse una creencia religiosa particular a los niños y niñas que acuden a una escuela a educarse. Menos aún si no hay como opción una escuela pública, laica y gratuita. Aunque supongo que maestros y directivos de esa escuela-hogar (Mamá Margarita) lo hacen desde la buena intención que sus ideales religiosos probablemente sustenten, creo que sería subestimarlos si pensamos que no pueden entender que, así, sus intenciones suenan a “tome y daca”, a cambio de figuritas.
En mi opinión, y seguramente en la de much@s de ustedes, educar es más amplio y profundo que transmitir unos conocimientos; se trata además y sobre todo de producir pensamiento, de acompañar en el ejercicio de un pensamiento crítico, cuestionador, abierto, capaz de propiciar acciones transformadoras. Voy a hacer una cita, larga, si me disculpan, porque hay quienes dicen mejor lo que yo querría decir:
“Conocer siempre implica una relación de apropiación con aquello que se pretende conocer; el objeto del pensar, en cambio, es siempre prospectivo, y nunca se deja aprehender. El pensar mira siempre hacia adelante, surge de una duda, de un quiebre, o de una incomodidad, y se proyecta a un desplegarse de posibilidades. Pensar supone una relación más libre e incierta con lo pensado que la que guarda el conocer con lo conocido. En este sentido, en las escuelas debemos poner el acento más…en los pensamientos que allí se generan.
Es preciso que pensemos nuestra práctica. Si no lo hacemos, queda mutilada una de nuestras mayores potencialidades como seres humanos. Aquella de indagar nuestra realidad y realizarnos a través de una práctica transformadora. Si no pensamos, será la realidad la que nos transforme y nosotros/as los/s transformados/as.” (1) (el resaltado es mío).
Y, otra, más adelante:
“Un pensamiento crítico…es profundamente inquisitivo: interroga, interpela, cuestiona y pregunta. Hay muchos tipos de pregunta. Entre ellas nos interesan sobre todo las que no tienen una única respuesta, o aquellas cuyas posibles respuestas no las agotan, no las apagan.” (2)
¿Cómo se podría acompañar la formación de un pensamiento crítico en niños y niñas, si por otro lado, en la siguiente hora se les enseñará una “verdad revelada”, que quizás obturará muchas de su más frescas y productivas preguntas e inquietudes, con una única e incuestionable respuesta, con muchísimas implicancias nada inocentes debajo de su aparente inocencia? Esta pregunta, si bien pueden no habérsela hecho en su momento y antes del planteo, quienes en su respetable creencia piensan que hacen un bien a est@s niñ@s, sí deben hacérsela los responsables de las políticas educativas, o cualquiera de l@s efectores de las mismas, en ese pensar la propia práctica que arriba sugerimos con la cita, la propia práctica y la de las instituciones a las que pertenecemos. Y que Rafael realiza como ciudadano y como docente.
Otra pregunta es cómo podríamos enseñar a los alumnos el respeto por las particularidades propias de cada quien, si nosotros mismos no respetamos su propia particularidad cultural, la cultura y las creencias de la comunidad a la que ell@s pertenecen, imponiéndoles el aprendizaje de una creencia “mejor”: la del otro dominante, o dominador. Porque aquí, además estamos hablando de niños y niñas de la comunidad mapuche. Estamos hablando de niñ@s que provienen de una cultura aniquilada, después de un genocidio que ha contado con el aval de la religión. La violencia de la aculturación ha instalado en muchos de ellos la vergüenza por su origen, la negación de la cultura de sus ancestros. Este proceso está tratando de revertirse con intentos de re-apropiación de la lengua, la cultura, la historia (desde su propio punto de vista, la “otra historia” de los que no ganaron) de estas comunidades. En La Pampa, el intento es protagonizado por muchos integrantes de la comunidad ranquel, o rankül. ¿Por qué no acompañar este auspicioso proceso? Como dice Rafael, si los miembros de la comunidad religiosa-educativa de la escuela Mamá Margarita desean brindar educación básica a l@s chic@s de ese paraje, bien pueden, y deben, quitar todo vestigio de religión del ámbito educativo, y ofrecer estas actividades en otros lugares y momentos (a mi entender, dejando sólo en el aula el aspecto religioso en sentido amplio, respetuoso de todas las creencias, la espiritualidad que se puede poner en juego de tantas maneras distintas, incluso en el arte, incluso en el asombro ante lo inconmensurable del cosmos, ante la magnificencia de la naturaleza, etc. Asombro que en otra época, se dijo llevaba a la filosofía).
Por otro lado, el artículo 30 de la Convención de los Derechos del Niño, ratificada por nuestro país en Diciembre de 1990, con rango constitucional, dice:

“En los Estados en que existan minorías étnicas, religiosas o lingüísticas o personas de origen indígena, no se negará a un niño que pertenezca a tales minorías o que sea indígena, el derecho que le corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión, o a emplear su propio idioma.”
El artículo 14 también menciona el derecho de los niñ@s a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.

A los niñ@s de Pampa del Malleo les asisten derechos que el Estado no está respetando ni garantizando.
Ell@s tienen derecho, si así lo desean y les ha sido enseñado, a honrar a Nguenechen, al Vuta Chao, a hablar del newen… Tienen derecho a recuperar su lengua y con ella los vestigios de una cosmovisión, la de sus ancestros, que irremediablemente desaparece cuando una lengua se extingue, con la muerte de sus últimos hablantes. Los intentos, difíciles, de instalar la educación intercultural bilingüe en algunas zonas de nuestro país, tiene este objetivo, alineada con el respeto a este derecho universal.
En otra parte del blog, publicado por Gabriela, se habla de la reforma de la Constitución en 1994. Recién en este momento se deroga el artículo 67 de la Constitución de 1853, que mencionaba entre las atribuciones del Congreso: “Proveer a la seguridad de las fronteras; conservar el trato pacífico con los indios, y promover la conversión de ellos al catolicismo.” (Cabría aquí el comentario de que, en la llamada “Conquista del Desierto”, se incumple el segundo párrafo de este enunciado, después incluso de que el estado nacional no respetara tratados de paz con los pueblos indígenas). Dicho artículo, dice Gabriela, se reemplaza por el artículo 75, inc.17, que expresa lo siguiente: "Corresponde al Congreso: Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural,…”, etc. Acá en La Pampa, la Colonia Emilio Mitre, creada en por decreto en 1898, lleva aún el nombre del general hermano de Bartolomé Mitre, y no un nombre ranquel, o aún en castellano pero elegido por la comunidad. Esta comunidad aún no “se llama”, “es llamada”, “es hablada” por el aniquilador.
Libertad sin galope, banderas rotas/soberbia y mentiras, medallas de oro y plata/ contra esperanza, cinco siglos igual. (León Greco). Hasta 1994, entonces, lo que se hace o hacía en la Escuela Mamá Margarita se podía hacer bajo el amparo de la Constitución. El espírtu de la conquista seguía vigente en las leyes fundamentales, como sigue vigente ahora en prácticas de las que, como dice Rafa, la religión y la escuela deberían correrse. Y, probablemente, en muchas de nuestras actitudes naturalizadas que no hayamos revisado.

Aprovecho para llamar la atención sobre algo importante: los nuevos derechos, incorporados a la Constitución mediante la firma de tratados internacionales vinculantes, no están siendo lo suficientemente divulgados entre la ciudadanía, que, mientras los ignore, no los reclamará, no exigirá la plena vigencia de los mismos en la vida cotidiana, su real efectivización a través de políticas públicas.

Me preocupa el planteo administrativo que se le hizo a Rafael. Porque entiendo el riesgo del que él habla, el riesgo que hay en el debate, el riesgo que asumimos para cambiar algo de la realidad o de nosotr@s mism@s. Lo que no entiendo es el riesgo en el que, según el supervisor, puso Rafael al empleado que “confiadamente, ha distribuido la documentación…” ¿Qué es lo que aquí se estaba diciendo? ¿Qué riesgo estaba corriendo un empleado que distribuye unas cartas donde se invita al debate sobre una cuestión tan importante como ésta, o cualquier otra? El debate, presupone el diálogo, sin el cual no hay proceso educativo. No hay debate, como no hay diálogo, si no se escucha al otro, si no se atiende sus razones, para luego ofrecer las nuestras y fundamentarlas, y contrastar las diversas maneras de ver una cuestión. Hay, en la escucha del otro, un reconocimiento de su dignidad, del valor de su palabra, que será más valiosa cuanto más propia sea. Que los niños/as encuentren su propia palabra, que los integrantes de las comunidades aculturadas rescaten su propia palabra, no es tarea menor, ni puede probablemente ayudar en esta tarea quienes no tienen palabra propia y no se comprometen con ella. A ese riquísimo diálogo, a ese importante debate está convidando Rafa, que sí es un maestro que piensa y no sólo trasmite, que sí se cuestiona su propia práctica y la de las instituciones en las que trabaja, porque es parte de una comunidad educativa, quiero creer, y no un “subordinado” en una larga cadena de jerarquías administrativas. Con el diálogo los griegos fundan la filosofía, con los debates en las plazas públicas nace la democracia. Todos salimos transformados de un diálogo, de un debate, porque hemos entrado por un momento en la dimensión del otro.
“…y se produjo un debate con preguntas y asombros”, dice Rafa, relatando sus conversaciones con la gente de la escuela Mamá Margarita. ¿El asombro de los que ahora, al dialogar, al debatir, se escuchan, y se conocen, se re-conocen aún en la diferencia? ¿Las preguntas que abren, que proponen otra mirada, o el comienzo de un cambio? Me asusta un poco que hacer un cuestionamiento, plantear un debate, implique “un riesgo” para alguien desde el punto de vista que parecen indicar las palabras y actitud del supervisor. “Funcionario mata maestro”, sugiere con otras palabras acertadamente Rafa. Y parece que hacer actos en efemérides que no recuerdan sino un genocidio, quizás ensalzar a Roca, un negador del diálogo por naturaleza, que sin embargo, ostenta su nombre en tantas escuelas, se propone como tarea “de rutina” al docente, antes que debatir y animar al debate. Por otra parte, el respeto con el que Rafa invitó a la discusión, con que expuso sus argumentos, sin dejar de ser firme al expresar sus convicciones, propició, seguramente, la auspiciosa actitud de la comunidad educativa de Mamá Margarita de invitarlo a dialogar, a pesar del dolor de algun@s de sus integrantes.
Es mi deseo que los derechos de los niñ@s del Paraje Pampa del Malleo sean respetados y garantizados, que los miembros de la comunidad educativa de la escuela Mamá Margarita prioricen estos derechos, y armonicen con ellos sus creencias. Que haya muchos docentes como Rafael, que se abran muchos y necesarios debates, que la religión esté “en retirada” de las escuelas, o permanezca dentro de los programas de estudio, en materias como “Historia de las religiones, mitos y creencias”, donde se hable de ella como un aspecto más de la cultura, de todas las culturas. Que seamos capaces de aceptar el riesgo de mirarnos, de cambiar, y de incidir en la realidad para transformarla.

Ana Montagnini
Santa Rosa, Provincia de La Pampa

Las citas y algunas de estas ideas son del libro “Una otra mirada: niñas y niños pensando en América Latina”, de Mario Berríos y Walter Kohan (forma parte de la bibliografía de un curso de Filosofía para niños)
1) Ibíd. págs. 24 y 35
2) Ibíd. Pág. 109

Nguenechen: Ser Supremo, Dios, “El que gobierna a la gente”. Parece ya haber influencia del cristianismo en la concepción de Nguenechen.
Vuta Chao o Futa Chao: Gran Padre
Newen: energía, poder, ciertos entes que los poseen; Futa Newen, Gran Fuerza o Gran Espíritu, era la divinidad suprema en períodos más arcaicos.

Nota: Llegué hasta este blog por sugerencia de Diego Sachella, un nuevo y querido amigo, que, además de invitarme a visitar este espacio, me avisó del debate propuesto por Rafael Urretavizcaya. Soy oriunda de Bahía Blanca, y después de vivir muchos años en Buenos Aires, estoy en Santa Rosa con mi familia desde hace algo más de cinco años. Participo de la organización de la sociedad civil “Mujeres por la Solidaridad”, que trabaja políticamente, (en forma independiente a los partidos) por los derechos, más específicamente por los derechos de las mujeres y niñ@s.
El blog es muy interesante. Seguiré visitándolo.

Ana dijo...

Los pueblos han de vivir criticándose, porque la crítica es salud; pero con un solo pecho y una sola mente. … ¡Con el fuego del corazón deshelar la América coagulada!
José Martí

Todavía tengo en sonando en mis oídos, o en mi mente, a mi hijo con una compañera cantando “Cinco siglos igual”, esa entrañable canción de León Gieco, ayer, en el Taller de Canto Grupal al que asiste. Y es un lindo marco para intentar agregar algo al excelente planteo de Rafael Urretavizcaya al abrir este debate. Sin duda estoy de acuerdo con él, desde mis convicciones de la necesidad de laicicidad en el estado y todo lo que de él dependa: educación, políticas públicas de salud, garantías para el goce de los derechos sexuales y reproductivos, del derecho a una vida libre de violencia, etc. En unas y otras políticas, en las que se pretende avanzar en el goce de derechos con luchas y militancias diversas, la Iglesia ha interferido y sigue interfiriendo, desde una concepción dogmática que sólo concierne a quienes creen en ella o la aceptan.
Centrándome ahora en la pregunta de Rafael: No, en mi opinión no debería enseñarse una creencia religiosa particular a los niños y niñas que acuden a una escuela a educarse. Menos aún si no hay como opción una escuela pública, laica y gratuita. Aunque supongo que maestros y directivos de esa escuela-hogar (Mamá Margarita) lo hacen desde la buena intención que sus ideales religiosos probablemente sustenten, creo que sería subestimarlos si pensamos que no pueden entender que, así, sus intenciones suenan a “tome y daca”, a cambio de figuritas.
En mi opinión, y seguramente en la de much@s de ustedes, educar es más amplio y profundo que transmitir unos conocimientos; se trata además y sobre todo de producir pensamiento, de acompañar en el ejercicio de un pensamiento crítico, cuestionador, abierto, capaz de propiciar acciones transformadoras. Voy a hacer una cita, larga, si me disculpan, porque hay quienes dicen mejor lo que yo querría decir:
“Conocer siempre implica una relación de apropiación con aquello que se pretende conocer; el objeto del pensar, en cambio, es siempre prospectivo, y nunca se deja aprehender. El pensar mira siempre hacia adelante, surge de una duda, de un quiebre, o de una incomodidad, y se proyecta a un desplegarse de posibilidades. Pensar supone una relación más libre e incierta con lo pensado que la que guarda el conocer con lo conocido. En este sentido, en las escuelas debemos poner el acento más…en los pensamientos que allí se generan.
Es preciso que pensemos nuestra práctica. Si no lo hacemos, queda mutilada una de nuestras mayores potencialidades como seres humanos. Aquella de indagar nuestra realidad y realizarnos a través de una práctica transformadora. Si no pensamos, será la realidad la que nos transforme y nosotros/as los/s transformados/as.” (1) (el resaltado es mío).
Y, otra, más adelante:
“Un pensamiento crítico…es profundamente inquisitivo: interroga, interpela, cuestiona y pregunta. Hay muchos tipos de pregunta. Entre ellas nos interesan sobre todo las que no tienen una única respuesta, o aquellas cuyas posibles respuestas no las agotan, no las apagan.” (2)
¿Cómo se podría acompañar la formación de un pensamiento crítico en niños y niñas, si por otro lado, en la siguiente hora se les enseñará una “verdad revelada”, que quizás obturará muchas de su más frescas y productivas preguntas e inquietudes, con una única e incuestionable respuesta, con muchísimas implicancias nada inocentes debajo de su aparente inocencia? Esta pregunta, si bien pueden no habérsela hecho en su momento y antes del planteo, quienes en su respetable creencia piensan que hacen un bien a est@s niñ@s, sí deben hacérsela los responsables de las políticas educativas, o cualquiera de l@s efectores de las mismas, en ese pensar la propia práctica que arriba sugerimos con la cita, la propia práctica y la de las instituciones a las que pertenecemos. Y que Rafael realiza como ciudadano y como docente.
Otra pregunta es cómo podríamos enseñar a los alumnos el respeto por las particularidades propias de cada quien, si nosotros mismos no respetamos su propia particularidad cultural, la cultura y las creencias de la comunidad a la que ell@s pertenecen, imponiéndoles el aprendizaje de una creencia “mejor”: la del otro dominante, o dominador. Porque aquí, además estamos hablando de niños y niñas de la comunidad mapuche. Estamos hablando de niñ@s que provienen de una cultura aniquilada, después de un genocidio que ha contado con el aval de la religión. La violencia de la aculturación ha instalado en muchos de ellos la vergüenza por su origen, la negación de la cultura de sus ancestros. Este proceso está tratando de revertirse con intentos de re-apropiación de la lengua, la cultura, la historia (desde su propio punto de vista, la “otra historia” de los que no ganaron) de estas comunidades. En La Pampa, el intento es protagonizado por muchos integrantes de la comunidad ranquel, o rankül. ¿Por qué no acompañar este auspicioso proceso? Como dice Rafael, si los miembros de la comunidad religiosa-educativa de la escuela Mamá Margarita desean brindar educación básica a l@s chic@s de ese paraje, bien pueden, y deben, quitar todo vestigio de religión del ámbito educativo, y ofrecer estas actividades en otros lugares y momentos (a mi entender, dejando sólo en el aula el aspecto religioso en sentido amplio, respetuoso de todas las creencias, la espiritualidad que se puede poner en juego de tantas maneras distintas, incluso en el arte, incluso en el asombro ante lo inconmensurable del cosmos, ante la magnificencia de la naturaleza, etc. Asombro que en otra época, se dijo llevaba a la filosofía).
Por otro lado, el artículo 30 de la Convención de los Derechos del Niño, ratificada por nuestro país en Diciembre de 1990, con rango constitucional, dice:

“En los Estados en que existan minorías étnicas, religiosas o lingüísticas o personas de origen indígena, no se negará a un niño que pertenezca a tales minorías o que sea indígena, el derecho que le corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión, o a emplear su propio idioma.”
El artículo 14 también menciona el derecho de los niñ@s a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.

A los niñ@s de Pampa del Malleo les asisten derechos que el Estado no está respetando ni garantizando.
Ell@s tienen derecho, si así lo desean y les ha sido enseñado, a honrar a Nguenechen, al Vuta Chao, a hablar del newen… Tienen derecho a recuperar su lengua y con ella los vestigios de una cosmovisión, la de sus ancestros, que irremediablemente desaparece cuando una lengua se extingue, con la muerte de sus últimos hablantes. Los intentos, difíciles, de instalar la educación intercultural bilingüe en algunas zonas de nuestro país, tiene este objetivo, alineada con el respeto a este derecho universal.
En otra parte del blog, publicado por Gabriela, se habla de la reforma de la Constitución en 1994. Recién en este momento se deroga el artículo 67 de la Constitución de 1853, que mencionaba entre las atribuciones del Congreso: “Proveer a la seguridad de las fronteras; conservar el trato pacífico con los indios, y promover la conversión de ellos al catolicismo.” (Cabría aquí el comentario de que, en la llamada “Conquista del Desierto”, se incumple el segundo párrafo de este enunciado, después incluso de que el estado nacional no respetara tratados de paz con los pueblos indígenas). Dicho artículo, dice Gabriela, se reemplaza por el artículo 75, inc.17, que expresa lo siguiente: "Corresponde al Congreso: Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural,…”, etc. Acá en La Pampa, la Colonia Emilio Mitre, creada en por decreto en 1898, lleva aún el nombre del general hermano de Bartolomé Mitre, y no un nombre ranquel, o aún en castellano pero elegido por la comunidad. Esta comunidad aún no “se llama”, “es llamada”, “es hablada” por el aniquilador.
Libertad sin galope, banderas rotas/soberbia y mentiras, medallas de oro y plata/ contra esperanza, cinco siglos igual. (León Greco). Hasta 1994, entonces, lo que se hace o hacía en la Escuela Mamá Margarita se podía hacer bajo el amparo de la Constitución. El espírtu de la conquista seguía vigente en las leyes fundamentales, como sigue vigente ahora en prácticas de las que, como dice Rafa, la religión y la escuela deberían correrse. Y, probablemente, en muchas de nuestras actitudes naturalizadas que no hayamos revisado.

Aprovecho para llamar la atención sobre algo importante: los nuevos derechos, incorporados a la Constitución mediante la firma de tratados internacionales vinculantes, no están siendo lo suficientemente divulgados entre la ciudadanía, que, mientras los ignore, no los reclamará, no exigirá la plena vigencia de los mismos en la vida cotidiana, su real efectivización a través de políticas públicas.

Me preocupa el planteo administrativo que se le hizo a Rafael. Porque entiendo el riesgo del que él habla, el riesgo que hay en el debate, el riesgo que asumimos para cambiar algo de la realidad o de nosotr@s mism@s. Lo que no entiendo es el riesgo en el que, según el supervisor, puso Rafael al empleado que “confiadamente, ha distribuido la documentación…” ¿Qué es lo que aquí se estaba diciendo? ¿Qué riesgo estaba corriendo un empleado que distribuye unas cartas donde se invita al debate sobre una cuestión tan importante como ésta, o cualquier otra? El debate, presupone el diálogo, sin el cual no hay proceso educativo. No hay debate, como no hay diálogo, si no se escucha al otro, si no se atiende sus razones, para luego ofrecer las nuestras y fundamentarlas, y contrastar las diversas maneras de ver una cuestión. Hay, en la escucha del otro, un reconocimiento de su dignidad, del valor de su palabra, que será más valiosa cuanto más propia sea. Que los niños/as encuentren su propia palabra, que los integrantes de las comunidades aculturadas rescaten su propia palabra, no es tarea menor, ni puede probablemente ayudar en esta tarea quienes no tienen palabra propia y no se comprometen con ella. A ese riquísimo diálogo, a ese importante debate está convidando Rafa, que sí es un maestro que piensa y no sólo trasmite, que sí se cuestiona su propia práctica y la de las instituciones en las que trabaja, porque es parte de una comunidad educativa, quiero creer, y no un “subordinado” en una larga cadena de jerarquías administrativas. Con el diálogo los griegos fundan la filosofía, con los debates en las plazas públicas nace la democracia. Todos salimos transformados de un diálogo, de un debate, porque hemos entrado por un momento en la dimensión del otro.
“…y se produjo un debate con preguntas y asombros”, dice Rafa, relatando sus conversaciones con la gente de la escuela Mamá Margarita. ¿El asombro de los que ahora, al dialogar, al debatir, se escuchan, y se conocen, se re-conocen aún en la diferencia? ¿Las preguntas que abren, que proponen otra mirada, o el comienzo de un cambio? Me asusta un poco que hacer un cuestionamiento, plantear un debate, implique “un riesgo” para alguien desde el punto de vista que parecen indicar las palabras y actitud del supervisor. “Funcionario mata maestro”, sugiere con otras palabras acertadamente Rafa. Y parece que hacer actos en efemérides que no recuerdan sino un genocidio, quizás ensalzar a Roca, un negador del diálogo por naturaleza, que sin embargo, ostenta su nombre en tantas escuelas, se propone como tarea “de rutina” al docente, antes que debatir y animar al debate. Por otra parte, el respeto con el que Rafa invitó a la discusión, con que expuso sus argumentos, sin dejar de ser firme al expresar sus convicciones, propició, seguramente, la auspiciosa actitud de la comunidad educativa de Mamá Margarita de invitarlo a dialogar, a pesar del dolor de algun@s de sus integrantes.
Es mi deseo que los derechos de los niñ@s del Paraje Pampa del Malleo sean respetados y garantizados, que los miembros de la comunidad educativa de la escuela Mamá Margarita prioricen estos derechos, y armonicen con ellos sus creencias. Que haya muchos docentes como Rafael, que se abran muchos y necesarios debates, que la religión esté “en retirada” de las escuelas, o permanezca dentro de los programas de estudio, en materias como “Historia de las religiones, mitos y creencias”, donde se hable de ella como un aspecto más de la cultura, de todas las culturas. Que seamos capaces de aceptar el riesgo de mirarnos, de cambiar, y de incidir en la realidad para transformarla.

Ana Montagnini
Santa Rosa, Provincia de La Pampa

Las citas y algunas de estas ideas son del libro “Una otra mirada: niñas y niños pensando en América Latina”, de Mario Berríos y Walter Kohan (forma parte de la bibliografía de un curso de Filosofía para niños)
1) Ibíd. págs. 24 y 35
2) Ibíd. Pág. 109

Nguenechen: Ser Supremo, Dios, “El que gobierna a la gente”. Parece ya haber influencia del cristianismo en la concepción de Nguenechen.
Vuta Chao o Futa Chao: Gran Padre
Newen: energía, poder, ciertos entes que los poseen; Futa Newen, Gran Fuerza o Gran Espíritu, era la divinidad suprema en períodos más arcaicos.

Nota: Llegué hasta este blog por sugerencia de Diego Sachella, un nuevo y querido amigo, que, además de invitarme a visitar este espacio, me avisó del debate propuesto por Rafael Urretavizcaya. Soy oriunda de Bahía Blanca, y después de vivir muchos años en Buenos Aires, estoy en Santa Rosa con mi familia desde hace algo más de cinco años. Participo de la organización de la sociedad civil “Mujeres por la Solidaridad”, que trabaja políticamente, (en forma independiente a los partidos) por los derechos, más específicamente por los derechos de las mujeres y niñ@s.
El blog es muy interesante. Seguiré visitándolo.