viernes, 15 de agosto de 2008

Actitudes ante la diversidad... Camus y su maestro.







AlbertCamus nació el 7 de Nov. de 1913 en Mondovi, Argelia.Falleció el 4 de Enero de 1960 en Villeblerin, Francia
Novelista, dramaturgo y ensayista francés, es considerado uno de los escritores más importantes posteriores a 1945.
Está considerado el representante del existencialismo «ateo». Nació en Mondovi (actualmente Drean, Argelia), el 7 de noviembre de 1913. Hijo de colonos, queda huérfano de padre antes de cumplir los 3 años. Toda su niñez la pasó en uno de los barrios más pobres de Argel y por supuesto con ausencia absoluta de libros y revistas. Gracias a una beca que recibían los hijos de las víctimas de la guerra, pudo comenzar a estudiar y a tener los primeros contactos con los libros. En medio de dificultades económicas cursó su primaria y culminó el bachillerato.
Su obra, caracterizada por un estilo vigoroso y conciso, refleja una sociedad abocada al nihilismo, tras la destrucción de sus valores y la sensación de alienación y desencanto junto a la afirmación de las cualidades positivas de la dignidad y la fraternidad humana.
En 1957 recibió el Premio Nobel de Literatura y tres años después murió en un accidente automovilístico en Villeblerin (Francia) el 4 de enero de 1960.
"En la novela póstuma, El primer hombre, obra de carácter autobiográfico, proporciona ricos elementos de reflexión sobre las funciones sociales de la escuela, acerca de algunas posibles alternativas a los mecanismos escolares de relegación de los estudiantes procedentes de las clases rabajadoras, y también materiales para comprender el importante papel de las interrelaciones existentes enre familias y escuelas en el proceso mismo de subjetivación." Esta referencia es formulada por Carina Kaplan al estudiar las condiciones socio-culturales de las trayectorias escolares.
Me interesa presentar estas citas, que aluden al maestro que tuvo una influencia decisiva en el pequeño Camus:
"Hay seres que justifican el mundo, que ayudan a vivir con su sola presencia" (p. 39).
"Con el señor Bernard era siempre interesante por la sencilla razón de que él amaba apasionadamente su trabajo (...) No, la escuela no sólo les ofrecía una evasión de la vida de familia. En la clase del señor Bernard por lo menos, la escuela alimentaba en ellos un hambre más esencial todavía para el niño que para el hombre, que es el hambre de descubrir. En las otras clases les enseñaban sin duda muchas cosas, pero un poco como se ceba a un ganso. Les presentaban un alimento ya preparado rogándoles que tuvieran a bien tragarlo. En la clase del señor Germain, sentían por primera vez que existían y que eran objeto de la más alta consideración: se los juzgaba dignos de descubrir el mundo. Más aún, el maestro no se dedicaba sólo a enseñarles lo que le pagaban para que los enseñara: los acogía con simplicidad en su vida personal, la vivía con ellos" (pp. 126-128).
Estos y otros muchos personajes van haciendo la vida de Jacques, este primer hombre que sin dejar de serlo, halló presencias por las que estuvo dispuesto a justificar el mundo entero. Al final el primer hombre, que fue rebelde y extranjero de sí y de todo, concluye su texto con la esperanza de que la misma fuerza que tan generosamente le ha dado razones para vivir, se las conceda también para morir.

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