"Pido a Dios librarme de Karénina"
La correspondencia de Tolstói, inédita en España, refleja su gran tormento interior
CARLES GELI - Barcelona - 25/09/2008
la
"Ahora me voy a poner a la aburrida y trivial Anna Karénina y le ruego a Dios que me conceda la fuerza que necesito para sacármela de encima lo más rápidamente posible". La carta está fechada en su hacienda de Yásnaia Poliana, el 25 de agosto de 1875, y va dirigida a su gran asesor en temas filosóficos y religiosos, Nikolái Strájov. ¿Se ha vuelto loco León Tolstói para hablar así de una de sus novelas, de las mejores de todos los tiempos? La cosa parece grave, porque tampoco se salva Guerra y paz: "Me resulta repugnante. Es un sentimiento semejante al que experimenta una persona cuando ve las huellas de una orgía en la que participó". ¿Secuela de las heridas de cuando, como oficial, estuvo en el sitio de Sebastopol? ¿Efecto secundario de vegetariano estajanovista? ¿Demencia senil avanzada? Nada de eso: "Está ya en otro momento de su vida, vive por y para la pedagogía, la revisión de Evangelio, sus escritos religiosos... y entonces se pregunta cómo puede haber escrito tanta mentira y tanta ficción superficial. Fíjese que desde entonces ya no volverá a hacer ninguna gran novela", afirma Selma Ancira, responsable de la Correspondencia del escritor ruso, inédita en España y que ahora publica Acantilado.
La correspondencia de Tolstói, inédita en España, refleja su gran tormento interior
CARLES GELI - Barcelona - 25/09/2008
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"Ahora me voy a poner a la aburrida y trivial Anna Karénina y le ruego a Dios que me conceda la fuerza que necesito para sacármela de encima lo más rápidamente posible". La carta está fechada en su hacienda de Yásnaia Poliana, el 25 de agosto de 1875, y va dirigida a su gran asesor en temas filosóficos y religiosos, Nikolái Strájov. ¿Se ha vuelto loco León Tolstói para hablar así de una de sus novelas, de las mejores de todos los tiempos? La cosa parece grave, porque tampoco se salva Guerra y paz: "Me resulta repugnante. Es un sentimiento semejante al que experimenta una persona cuando ve las huellas de una orgía en la que participó". ¿Secuela de las heridas de cuando, como oficial, estuvo en el sitio de Sebastopol? ¿Efecto secundario de vegetariano estajanovista? ¿Demencia senil avanzada? Nada de eso: "Está ya en otro momento de su vida, vive por y para la pedagogía, la revisión de Evangelio, sus escritos religiosos... y entonces se pregunta cómo puede haber escrito tanta mentira y tanta ficción superficial. Fíjese que desde entonces ya no volverá a hacer ninguna gran novela", afirma Selma Ancira, responsable de la Correspondencia del escritor ruso, inédita en España y que ahora publica Acantilado.
Misivas bajo la bóveda de acero
"Tolstói era un peligro para cualquier régimen: con tanto poder y popularidad le seguía el mundo entero; en su casa de Yásnaia Poliana iba todo el mundo y todos le escuchaban", testimonia Selma Ancira. Y tanto es así que aún hoy su mirada del mundo sigue vigente: unas 150 escuelas en Rusia estudian con sus libros, al igual que sobreviven colonias tolstoianas, donde no se bebe nada de alcohol, no se fuma, la alimentación es espartana y frugal e impera el ascetismo más riguroso. Un tipo de comunidad de la que Màxim Gorki, ferviente admirador, quiso ser apóstol.
El respeto por Tolstói pervive hoy... dentro de las posibilidades de la contradictoria Rusia. La mayoría de los originales se conservan en la "habitación de acero" del Museo Tolstói de Moscú. "Los vigilantes están tres minutos para desconectar todas las alarmas antes de abrir las puertas con anclajes de un lugar que es como la caja fuerte de un banco", dice Ancira, que trabajó allí entre 1999 y 2007, los mismos años que ha necesitado para su tríptico tolstoiano.
Las cartas no están digitalizadas y cada una debe buscarse en un fichero, que remite a una carpeta donde está cada misiva protegida por papel antihumedad. Gracias a Ancira, la edición española es la primera que no tiene fragmentos censurados con el pretexto de ser "incomprensibles". "La tranquilidad es una bajeza moral", decía Tolstói.
"Tolstói era un peligro para cualquier régimen: con tanto poder y popularidad le seguía el mundo entero; en su casa de Yásnaia Poliana iba todo el mundo y todos le escuchaban", testimonia Selma Ancira. Y tanto es así que aún hoy su mirada del mundo sigue vigente: unas 150 escuelas en Rusia estudian con sus libros, al igual que sobreviven colonias tolstoianas, donde no se bebe nada de alcohol, no se fuma, la alimentación es espartana y frugal e impera el ascetismo más riguroso. Un tipo de comunidad de la que Màxim Gorki, ferviente admirador, quiso ser apóstol.
El respeto por Tolstói pervive hoy... dentro de las posibilidades de la contradictoria Rusia. La mayoría de los originales se conservan en la "habitación de acero" del Museo Tolstói de Moscú. "Los vigilantes están tres minutos para desconectar todas las alarmas antes de abrir las puertas con anclajes de un lugar que es como la caja fuerte de un banco", dice Ancira, que trabajó allí entre 1999 y 2007, los mismos años que ha necesitado para su tríptico tolstoiano.
Las cartas no están digitalizadas y cada una debe buscarse en un fichero, que remite a una carpeta donde está cada misiva protegida por papel antihumedad. Gracias a Ancira, la edición española es la primera que no tiene fragmentos censurados con el pretexto de ser "incomprensibles". "La tranquilidad es una bajeza moral", decía Tolstói.