lunes, 4 de agosto de 2008

EL PROCESO DE REVISIÓN

Para los que están empezando a escribir las monografías y los informes que faltan, vean lo que significa el proceso de revisión en la escritura.

6 comentarios:

Ana Tamagno dijo...

¡Juaz! ¿Quién no se identifica con ese chiste? Muy acertado Quino, como siempre.
Igual, ¿a qué te referís como proceso de revisión? ¿ al que hace el personaje sobre las palabras que elige, o al que hace Quino como observador de un hecho 'x'?

Bueno, me despido hasta ver algún otro posteo; siento que estoy monologando y eso no ayuda a mi neurosis, jeje.

¡Cariños a todos!

Ana

Anónimo dijo...

Ana: no te sientas sola: somos dos las neuróticas "blogueando".
El proceso de revisión es uno de los tres que habitualmente se mencionan en la lingüística textual y la psicolingüística como parte del proceso general de producción de un texto. Describen este último proceso como compuesto por tres sub-procesos: planificación-textualización-revisión. Algunas veces esto se puede dar linealmente, pero la mayoría de las veces hay idas y vueltas. Además, todo está controlado por un Big Brother textual, que Flowers y Hayes llaman "monitor" que va controlando el funcionamiento de cada uno de los sub-procesos mencionados.
Sería bueno pensar la historieta en estos términos y ver cómo se desarrolla en la escritora que tenemos allí el proceso de producción textual. También podemos ver la influencia de factores internos (psi-) y externos (socio-).
Besos

Ana Tamagno dijo...

¡Eternamente agradecida! jejeje...
Esta mañana me bajé "Cómo se hace una tesis". Por lo poco que leí, y aunque muy por arriba, me pareció interesante. Lo tuve en la mano en el Parque Rivadavia hace unos meses, pero por andar con el bolsillo "seco" no me lo compré. La próxima no amarreteo y me lo traigo a casita... Para alguien que acostumbra leer en la cama, en el baño, en el colectivo, y en cuanto lugar incómodo pueda haber, es preferible tener el libro; por razones obvias.
En realidad, no me lo compré porque andaba con la plata justa y a la pesca de "De los espejos y otros ensayos" y de "La estrategia de la ilusión". No conseguí ninguno de los dos, y me quedé sin el pan y sin la torta.
Por lo que busqué después (pateé todo Capital, lo juro) sé que "De los espejos..." está agotado, así que hago un LLAMADO A LA SOLIDARIDAD: ¡Que alguien, por favor, me lo preste! Hace muchísimo que lo quiero, y encima a cada rato se me hace necesario; ni les cuento el "patatús" que me dió cuando María Amalia habló de los espejos: hubiera matado por tener ese libro. Se los híper recomiendo, está muy bueno. Pero ni siquiera se puede bajar un .pdf, así que es bastante complicado conseguirlo... ¡Snif!

En fin, qué lindas que son las vacaciones para leer, ver películas, manejar nuestros tiempos, comer a la hora que se nos de la gana; pero cómo se extraña la escuela como lugar de encuentro, de diálogo, charlas, debates, intercambios... Terminar de leer algo o haber visto determinada "cosa", lo que sea, y saber que llegadas las seis de la tarde vas a poder compartirlo con alguien. Quiero volver, ¡YA!

Por suerte, por estos días está en Dolores una amiga que es profesora de Filosofía, así que al menos puedo "quemarle" la cabeza a alguien con todas estas cuestiones, jeje.

Otro tema: entré a la página que recomendó Gabriela, educared, de la Fundación Telefónica. Los cursos que ofrecen parecen muy buenos, pero son sólo para docentes. Atento quien ya esté recibido y pueda aprovecharlos.

Bueno, me despido disculpándome por mi dificultad para no estar pasando por acá a cada rato, pero es que ¡estoy muy embalada! Llego a la conclusión de que este blog es el reemplazo perfecto para la ausencia del aula.

Besos a todos, espero verlos en carne y hueso muy pronto.

Ana

P.D.: si alguien quiere "Cómo se hace una tesis", me avisa y se lo mando por mail.

Anónimo dijo...

Tu ofrecimiento será más que bien aceptado, especialmente en tercero, porque están preparando una monografía para el final.
No te creas tan sola: Laura anduvo por el mapa de noticias y nuestro amigo Yulquila envió desde Méjico, nuevo material que, por ser muy largo, voy a ver cómo hago para subirlo (yo estoy aprendiendo de a poco esto de bloguear)

María Amalia dijo...

Movida por el interés de analizar la fotografía como registro de miradas, llegué a las obras de Susan Sontag. En “Cuestión de énfasis” encontré su “Carta a Borges”, imperdible. Pero también “Esperando a Godot en Sarajevo” donde testimonia su experiencia de la puesta de esta obra durante la guerra entre Bosnia y Serbia, en 1993, conmovedora. Pongo a disposición de ustedes estos textos. A propósito de la revisión de la escritura, encontré el texto “La escritura como lectura”; me parece que aporta a las ideas propuestas por Gabriela. Transcribo algunas citas y nuevamente ofrezco el texto completo. Susan Sontag dice:
“…escribir es ejercer, con especial intensidad y atención, el arte de la lectura. Se escribe a fin de leer lo que se ha escrito, para ver si está bien y, puesto que no lo está casi nunca, a fin de reescribirlo –una, dos, las veces necesarias para que sea algo que pueda ser tolerable releer-. Se es el primer, acaso el más severo, lector propio, “Escribir es someterse al juicio de uno mismo”, escribió Ibsen en la guarda de uno de sus libros. Es difícil imaginar la escritura sin la relectura. (p.293)
“La escritura es…, un conjunto de permisos que se dan para ser expresiva de modos definidos. Para inventar. Para saltar. Para volar. Para caer. Para encontrar la manera peculiar de narrar e insistir; es decir, para encontrar la libertad interior. Para ser estricta sin vilipendiarse demasiado. No detenerse muy a menudo para releer. Para permitirse, cuando se cree que va bien, (o no muy mal), simplemente seguir remando. No esperar el empellón de la inspiración” (P. 294)
“La lectura por lo general precede a la escritura. Y el impulso de escribir casi siempre se desata por la lectura. La lectura, el amor a la lectura, es lo que incita el sueño de ser una escritora” (P. 295)
Y ahora, me planteo algunas preguntas para seguir pensando: qué y cómo leemos y escribimos los docentes? ¿Cuánto copiamos, qué seleccionamos? ¿Qué textos son originales? Qué decimos en esos textos? ¿Cómo aceptamos la lectura crítica de los otros? Escucho con atención sus puntos de vista.

Ana Tamagno dijo...

Buenísimo esto que plantea María Amalia sobre analizar la fotografía como registro de miradas. Quisiera compartirles un chiste de Quino que ilustra esto a las mil maravillas, pero no sé si hay modo de subir una imagen desde un post. Igualmente no lo encuentro online, así que me compromento a llevarlo a la escuela bajo la poco moderna forma de fotocopia para que podamos analizarlo entre todos. Lo que muestra Quino, contado a grandes rasgos por mi como para anticiparles un poco, es la imagen (una foto), repetida varias veces sin ninguna modificación, de un soldado entregando "algo" a una madre con su pequeña hija. De ahí en más se disparan diferentes interpretaciones de esa misma imagen, desde lecturas macabras y terribles a bellas y buenas. Qué genial, siempre Quino proveyéndonos de ejemplos para todo.
Si hay algo que siempre me obsesionó son las relecturas, las lecturas entre líneas. Tengo muy presente que no sólo se leen palabras, sino también colores, sonidos, texturas, gestos... Todo es lectura. Si esto es así, quiere decir irremediablemente que somos producto de lo que leemos. Dicho en forma más drástica: somos efecto de la lectura.
Por otro lado, estoy absolutamente convencida de que una buena lectura requiere de muchas relecturas, de mucho leer entre líneas. Pero esto no garantiza llegar a la verdad del mensaje, si es que el mensaje en cuestión pudiere contener una única verdad, un único mensaje.
Otra cosa que me maravilla es la independencia entre lector y lectura, y sobre esa independencia, que yo considero una semi-independencia, los terceros que surgen. Yo los llamo "efectos colaterales", como los de ciertos medicamentos. La idea en sí misma no es 100% mia, varios autores, aunque ahora mi memoria no me permite citar a nadie, hablan al respecto. El caso es que cualquier cosa que leamos va a generar un algo, una reacción ‘x’, más allá incluso de la buscada por el autor del mensaje (si es que hubiere autor. Una flor no tiene autoría y sin embargo estoy convencida de que puede ser una lectura, y como tal transmitir un mensaje). Todo lo leemos, consciente o inconscientemente. Y todo lo leemos desde nuestra mirada, desde nuestra subjetividad. Lo que esa lectura genere es tan único como único es cada uno de nosotros. Entonces ¿existe la lectura objetiva? Pues, aún sobre esta subjetividad, rigen patrones. Se me ocurre ahora jugar con un tercer término, y pensar que ya que la lectura no puede ser ni del todo objetiva ni del todo subjetiva, entonces creo que podríamos hablar de una lectura relativa. Pero esto me surge porque lo asocio más con teorías de la física que del lenguaje.
Creo que me estoy enredando y ya me siento medio gagá... Espero que puedan captar el concepto de lo que pienso sobre esto. Algo que me pasa gracias al profesorado es que tengo la necesidad de poner en palabras cosas que siempre pensé; pero no teniéndome más que a mi misma de interlocutora, no se me hacía semejante lío de palabras. Más allá del desconcierto, me hace feliz que esto pase.
Pero bueno, vuelvo al tema en cuestión. Si todo es lectura, ¿todo (y todos) es (y somos) lenguaje? Yo creo que sí. En este punto me copio de Lacan cuando dijo que los síntomas del subconsciente se resuelven desde un análisis del lenguaje, porque el propio subconsciente es lenguaje, cuya palabra debe ser liberada. Siempre me entusiasmó la idea de hacer terapia lacaniana porque parece ser que los terapeutas hacen mucho hincapié en las dimensiones de la palabra del analizado, en todo su peso. Creo que Lacan decía que somos lenguaje. Al menos, es lo que yo interpreté y esta idea es la que me quedó. Cualquier aclaración que puedan hacerme, o cualquier ampliación, será bienvenida.
En fin, los dejo en paz con sus reflexiones y me voy a tratar de poner en claro las mías. Pero para despedirme, acerca de las lecturas y relecturas, les dejo una poesía de Baudelaire:


Lector apacible y bucólico,
sobrio e ingenuo hombre de bien,
tira este libro saturnino,
orgiástico y melancólico.

Si no has estudiado retórica
con Satán, el astuto decano,
¡tíralo!, no entenderás nada,
o me creerás histérico.

Mas si, sin dejarse hechizar,
tus ojos saben hundirse en los abismos,
léeme para aprender a amarme;

alma singular que sufres
y vas buscando tu paraíso,
¡compadéceme!... si no, ¡te maldigo!

"Epígrafe por un libro condenado" (Las flores del mal, 1857)

Para todos un beso muy grande,

Ana